asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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jueves, 25 de septiembre de 2008

Hablamos sin saber??


¿Es nuestro país poco transparente? La prostitución pasa de ser un problema incidental dentro de un problema más esencial.

Choisy (1980), señala que aún cuando somos “malos” obedecemos a determinada ética. Rebelarse contra una moralidad conformista sería postular a una moralidad diferente. Con respecto a esto y a partir del punto de vista de la salud mental, cabe destacar que todos los involucrados en el comercio sexual son indudablemente neuróticos, sin embargo, es poco común que alguno de ellos acuda al psicólogo admitiendo su “realidad”. Podríamos suponer entonces que otra de razón por la cual la prostitución se mantiene activa a través de los años es que si ni sus implicados más directos no asumen su situación, es poco probable que se rescaten datos que proporcionen alguna posible solución, si nos damos cuenta de esta forma son ellos mismos los que le otorgan más grado de tabú al debate sobre ellos mismos y sus prácticas.

La prostitución es una variedad de la autodestrucción (Choisy, 1980), no es algo voluntario ni mucho menos algo que se disfrute. Generalmente las prostitutas son frígidas y sus clientes muchas veces tienen incapacidades sexuales. Las experiencias anteriores de cada uno influyen directamente en su conducta. Una mala experiencia ocasionará un temor básico al amor. Una de sus consecuencias posibles: la prostitución.

“No hay panfletos morales, no hay leyes severas, ni organizaciones sociales, ni engañosas recetas, ni discursos de la UNESCO, que puedan hacer desaparecer la prostitución, mientras no se transforme nuestra actitud íntima hacia el amor”. Es decir, cada uno de nosotros debe reflexionar a partir de lo que somos como sociedad y juntos trabajar para que el comercio sexual desaparezca definitivamente. Basarnos en nuestras propias experiencias para hallar las soluciones pertinentes poniéndonos siempre en el lugar de quien efectúe la prostitución, sin olvidar que estas personas también tienen sus propias “razones” para comportarse de dicha manera.

La prostitución también está ligada a problemas como drogadicción procesos migratorios, precariedad económica y falta de alternativas vitales. Es lógico que todo esto, en conjunto a carencias afectivas y profesionales contribuya a las condiciones de exclusión social, imposibilitando en la mayoría de los casos el abandono de la actividad prostitucional.

No podemos asegurar que esta forma de vida los haga felices. Es muy difícil para ellas admitir que están mal, y que comenten actos inmorales. Bajo su percepción esta no es una opción sino que una obligación. Ellas mismas y sus compañeros esconden parte de la realidad, transformándolo en un secreto a voces no solo para ellos sino que para toda la sociedad. Un punto en contra, pensando sobre todo en esas personas poco empáticas que no dedican ni siquiera un instante a pensar en que las razones de este comportamiento se deben más a mala suerte en la vida que a alguna calentura u obsesión sexual de las implicadas.


Referencias:

  • Choisy, M (1980) Psicoanálisis de la prostitución. Editorial Paidós

1 comentario:

Pablo A. Ugarte Insinilla dijo...

Creo que planteas ciertas conclusiones apresuradas frente a las prostitutas. Habría que ver en la realidad aquello referente a la frigidez, problemas económicos o herencia familiar.
Es recurrente salirse de un sólo autor para plantear la problemática.