asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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jueves, 25 de septiembre de 2008

Acerca de la legalización de la prostitución

Rescataremos tres razones por las cuales hay gente que esta contra la prostitución y, por ende, de la legalización de ésta:

1)Por las condiciones en que se da la prostitución. Los malos tratos, la falta o ausencia de protección, el riesgo de contraer y contagiar enfermedades de transmición sexual, o sea, porque denota una nueva forma de esclavitud. Y por lo mismo, "Legalizar la prostitución, es legitimar la esclavitud"

2) Porque la prostitución es una continuación de un sistema machista, donde se compra a la mujer. Va en contra de cualquier intento de igualdad de género. Valida un sistema patriarcal sumamente injusto.

3) Es inmoral. Mal ejemplo para la sociedad. Va contra las buenas costumbres, contra un montón de valores que son muchos como para nombrarlos.

El primer argumento no atañe tanto a la prostitución en sí, al acto de pagar dinero por sexo. Son las formas que rodean la prostitución las que transforman este oficio en una nueva forma de esclavitud. Esto, por tanto, no es suficiente como para rechazar la prostitución. Análogamente podemos encontrar muchos oficios, como el de la temporera, que no poseen legalización y por lo tanto se prestan para explotación, mas no por esto valoramos negativamente el trabajo que ocupan, ni mucho menos pensamos en que tiene que ser erradicado, sino más bien LEGALIZADO.

El segundo argumento es más interesante, porque conlleva una historia cultural. No es la prostitución el ámbito donde nace la compra-venta de la mujer. Para esto compararemos la situación de los indígenas en nuestra cultura en los orígenes de nuestra sociedad:
"Las mujeres poseían por tanto un valor objetivo. Se pagaban grandes recursos con ocasión de estos movimientos exogámicos. El que recibía a la mujer, según su rango y calidad de la alianza que se estaba produciendo, se veía en la obligación de pagar gran cantidad de animales, joyas, mantas y bienes de diverso tipo" (Bengoa, 1996). Entonces, para los disidentes de la prostitución, ésta sería la prolongación y modernización de esta visión objetiva de la mujer. Pero creo que desde fuera la prostitución es mirada de esta forma, pero no necesariamente es la única forma de ser mirada. La diferencia entre el intercambio indígena a principios de nuestra sociedad era muy distinta. Las indígenas no tenía voz, ni voto en esta elección, era acuerdo de familias; las prostitutas en cambio, sí pueden elegir los intercambio sexuales a los que acceden (esto quitándole toda victimización al oficio, y todo signo de esclavitud por la precariedad en la que hoy ejercen, pero que puede ser erradicada). Las indígenas eran vendidas, en cambio para algunas prostitutas, lo que hacen no es venderse sino arrendar o alquilar su cuerpo. Convengamos que la prostitución es una acción, no una identidad. La prostituta no es siempre prostituta, lo es sólo cuando ejerce. Por tanto no se vende ella como una totalidad, como lo eran las indigenas o los esclavos, ellas ponen al servicio de su trabajo su cuerpo, como cualquier individuo que trabaja con su cuerpo: Un obrero, una costurera, un vedetto, etc. Es distinto, claro, pero sólo es para hacer la diferencia entre "alquilar" el cuerpo y vender-se. Por tanto, si miramos la prostitución como una continuación de un sistema machista, cualquier cosa puede serlo; pues en realidad, no es que la prostitución en sí misma tenga ese contenido, sino que la sociedad entera esta impregnada de eso. La prostitución no tiene las mismas claves que lo que sí era un poder masculino, como lo que relata Bengoa, en la objetivación de la mujer. Para muchas prostitutas (por lo menos las que dicen hacerlo por opción) es un trabajo que no implica victimización, ni esclavitud.

Ahora en cuanto al tercer argumento, es más complejo. Porque claramente va contra la moral actual, donde desde tiempos anteriores se reprimió la sexualidad y principalmente la sexualidad femenina. Donde "se ha producido una minuciosa cuadriculación discursiva del deseo sexual, del cuerpo sensual y del pecado de molicie" (Foucault, 1996). Pero a este discurso moral se puede adherir o no. No tiene que ver tampoco con la prostitución en sí, sino con todo acto que sea potencialmente pecaminoso, o sea para este discurso habrían muchas más putas que las que ejercen "profesionalmente" y ese tema se escapa de las manos. Pero por lo menos legalizada, puede estar lejos de los barrios residenciales y dejaría de ser un mal ejemplo para los hijos, por lo menos en teoría, hasta que los hijos contraten los servicios sexuales.

Datos:

Artículos sobre la prostitución del Colectivo en Defensa de los Derechos de las Prostitutas "HETAIRA" que tiene entre sus integrantes prostitutas, psicólogas, antropólogas y feministas. http://www.colectivohetaira.org/enmedios.html


Referencias

2 comentarios:

Pablo A. Ugarte Insinilla dijo...

Te falta más rigurosidad en las citas. De esta forma tendrás un argumento más convincente y sólido.
Es un buen comentario, pero con lo anterior, le quita pulcritud.

M dijo...

a qué te refieres con más rigurosidad?