"En la calle el chico aprende a sobrevivir cada día que pasa, por lo cual tendrá que aprender el lenguaje, las conductas y las reglas de las "ranchadas" que son los lugares donde se juntan los chicos."(Clarín, 2/8/98)
Los niños y niñas en situación de calle se encuentran en la escena urbana de las ciudades importantes del país (en las regiones V, VII, VIII, IX, X y Metropolitana), habitando bajo puentes o líneas férreas y desplegando un sinnúmero de estrategias de subsistencia. La calle se convierte en un lugar donde se pueden desarrollar con autonomía que les permite una adaptación e incorporación a un espacio, que se transforma en un nicho de relaciones, en un referente de identidad y pertenencia. Representa un espacio en que se sienten acogidos, por decirlo de alguna forma, en que tejen relaciones de afecto y en el que encuentran las lealtades necesarias para enfrentar todo tipo de inclemencias, y es bajo estas circunstancias por las cuales aprenden a desarrollar distintas estrategias para asegurar su sobrevivencia.
Los niños de la calle duermen en lugares como la puerta de una tienda o un banco en una plaza donde puedan sentirse seguros (dentro de lo que se pueda) y por lo general durante las horas diurnas. La cama consiste en un trozo de cartón, una manta vieja o periódicos en los que algunos duermen solos y en ocasiones acompañados de otros niños en busca de calor y protección. Sus zapatos (si es que tienen la suerte de tenerlos) los acomodan bajo sus cabezas en caso de querer ser robados y así darse cuenta, y sus monedas las guardan en su boca, resguardando así sus pertenencias, puesto que nunca tendrán la certeza de lo que les espera al despertar. Si bien no viven con sus estómagos vacíos, son niños generalmente desnutridos, ya que comen lo que está a su alcance y cuando no constan de suficiente dinero, acuden a los contenedores de basura en los que escarban buscando con qué alimentarse y en otras ocasiones la solución es robar. Además, de caracterizarse en su mayoría por tener los pies cubiertos de grasa y suciedad de las carreteras, haciendo que su piel se reseque y se agriete con facilidad, siendo los cortes y heridas algo comunes como las infecciones y enfermedades, incluso si la herida es grave.
Cuando la calle se ha transformado en el hogar de estos niños, en su mayoría se vuelven adictos a las drogas y/o al alcohol y gastan parte del escaso dinero en estos vicios, que de alguna forma les sirve para olvidar el estado en que se encuentran; el de vivir en la calle sin poder suplir sus necesidades básicas, como el hambre, el frío y la soledad, y que por al efecto que estos logran son capaces de suprimirlas u olvidarlas. Drogas que van desde la cocaína y pasta base al pegamento común, y más aún siendo fáciles de conseguir (en ferreterías) y baratas son las más consumidas; quitaesmaltes de uñas, pegamento de cemento, abrillantador de zapatos, gasolina y fluidos limpiadores, que al ser inhalados producen falta de claridad mental, ocasionalmente alucinaciones, pérdida de apetito y nauseas, y a largo plazo pueden provocar problemas mentales. Según datos de UNICEF, de los 40 millones de niños de la calle que hay en América Latina, más de la mitad de ellos inhalan pegamento de base solvente.
El lugar marginal en el que están insertos estos niños y la poca solución que les da la sociedad, de alguna forma les obliga a elaborar estrategias que les proporcionen algún recurso económico. Dichas estrategias son catalogadas como trabajo infantil. Sin embargo, no es lo más apropiado, puesto que son sólo actividades destinadas a la supervivencia. La limpieza de parabrisas, el pedir limosna o el robo se vuelven insuficientes en la medida en que los ingresos no son los esperados, por lo que se acude muchas veces a la prostitución como una solución. Exceptuando la prostitución, las actividades mencionadas son atribuibles a los niños más que a las niñas, ya que éstas están consignadas al cuidado de hermanos menores y al trabajo doméstico, por lo que su inserción laboral tiende a ser subestimada, y al no ser consideradas como trabajadoras, esto dificulta su relevamiento. Podemos decir entonces que en este contexto la forma en que es utilizado el medio se vuelve irrelevante cuando se trata de conseguir el objetivo para sobrevivir a las avenencias impuestas por lo que exige la sociedad. Por esta misma razón es que se llega a la explotación sexual, ya que se trata de un medio por el cual se puede llegar a perder hasta la propia dignidad.
Por lo tanto y de acuerdo a tal descripción, ¿es posible decir que existe algún grado de dignidad entre quienes comparten dichas características?
Referencias:
Arco Iris de Esperanza. Niños de la calle. Extraído el Lunes 22 de Septiembre de 2008. http://rainbows.wecspain.org/roh/html/body_ninos_de_la_calle.html
Kant, M. (1980). Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
1 comentario:
Sean más estrictos para seguir las normas del formato Apa. Si no, se les descontarán puntos como lo discutimos en ayudantía.
Publicar un comentario