asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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viernes, 26 de septiembre de 2008

DE LAS PROMESAS QUE NUNCA LLEGAN, HASTA ALGUNAS SOLUCIONES





DE LAS PROMESAS QUE NUNCA LLEGAN, HASTA ALGUNAS SOLUCIONES

Más allá de los márgenes del liberalismo sin acotación al que estamos “acostumbrados”, donde, ni siquiera, el pobre estado benefactor (si es que así podemos llamar a la mísera cobertura del acceso de derechos básicos propuesta por el gobierno para mejorar las diferencias en ésta segmentada sociedad) llega, vive un niño anónimo. Sus padres, los padres de sus padres y sus bisabuelos también son o fueron anónimos. ¡Es que en mi país (y lo digo con vergüenza) hay “luchines” que por derecho de nacimiento están condenados a vivir por debajo de la línea de la pobreza! A estar más allá del alcance de las políticas orientadas al “crecer con igualdad” que, más que ser la publicidad con que un presidente X nos vendió un producto defectuoso, ha sido la alegría que nos dijeron que vendría, pero que no ha llegado más allá del margen que mantiene a tantos anónimos confinados en la oscura miseria.
Es increíble que ya se nos acerca el bicentenario y no hayamos sido capaces, no hayamos tenido la voluntad cívica ni política de poner límite a esto. Haciendo un paralelo, Finlandia tiene un poco menos de la mitad de historia libre que nosotros y, sin embargo, se encuentra innumerables escalones más arriba.
En algunos países desarrollados (por ejemplo, Inglaterra y Finlandia, entre otros) el liberalismo económico a sido acotado, en diversas gradaciones, según realidades distintas. Éste es el llamado estado benefactor, estando, a veces, sus tareas sólo relegadas a garantizar el acceso a derecho fundamentales (educación, salud, sexuales, relativos al trabajo y cesantía, etc) para aquellos que han sido marginados y, otras, a garantizar el acceso a toda la población.
Yo me voy a enfocar a hablar de ese “residuo” del sistema neoliberal.
Quizás el lector pensará, ¿qué tiene que ver el Estado Benefactor y el acceso garantizado de ese porcentaje residual de personas a derechos básicos?
Bueno, es claro que el ingreso en nuestro país está mal repartido, el chancho se ha estado pelando mal durante mucho tiempo, si no desde sus comienzos. Y está claro que es necesario hacer cambios para que los ingresos del país perfundan hasta lo más recóndito de nuestro tejido social. Pero, no está de más la retribución justa y digna que merecen los sujetos que debido a las tempestades neoliberales han sufrido la miseria de la falta de oportunidades crónica, de la maldición de la inequidad por derecho propio. No está de más mientras derechos tan importantes como la salud y la educación estén relegados a posiciones inferiores en el escalafón. Mientras la protección jurídica recibida por otros derechos como el lucro y la propiedad tenga una ponderación.
Es el Estado Benefactor quien debe garantizar el acceso a estos derechos básicos a todos aquellos que por diversas razones no pueden tener acceso (debido a la anteposición de otros). Más lejos aún, es deber del Estado Benefactor brindar a todos la posibilidad de optar por la gratuidad de la salud y la educación y muchos otros derechos.
Pero es, fundamentalmente, un objetivo que debe concretarse para poder saldar la deuda. Pues, el Estado Benefactor no es caridad. El Estado Benefactor debe brindar cobijo para el desarrollo de los ciudadanos que han visto sus derechos violentados por el monstruo capitalista. Y es aquí donde los grandes ingresos infundirían el espíritu a tantos enajenados.
No está demás decir que esto es poesía, el tecnicismo ha de dejarse a los técnicos. Está claro que, por ejemplo, para financiar un Estado Benefactor hace falta una inyección de capitales enormes, el cual ha de ser sacado de algún lado. Poéticamente podría decir que expoliemos los bienes de las corporaciones mineras que han perforado nuestros suelos o que, en su defecto, reformulemos nuestras relaciones con ellos. Pero, detrás de todo aquello está una constitución que les ha otorgado en bandeja de plata la cuasi-posesión de los yacimientos minerales.

Carlos Barrueto.

1 comentario:

Pablo Fuerte dijo...

Carlos, tu entrada está atrasada y No existen mayores aportes bibliográficos a las ideas propuestas. Los argumentos resultan ser más bien opiniones infundadas y poco acotadas. No por eso son menos válidas, pero pierden peso en la medida que sólo responden a tu opinión personal.