Respecto a lo planteado en relación a la discriminación etária, hemos hecho una revisión a la situación actual de nuestro país, encontrando datos que nos dejan pensar, que los problemas vinculados al sector de la población denominado de la “tercera edad” en nuestra sociedad, están siendo cada vez más estudiados, ya que las necesidades demandadas por este grupo, son diversas, y muchas de ellas aún insatisfechas. Haremos una revisión sobre lo que significa ser anciano en Chile, y lo que esto conlleva para la sociedad, es decir, tanto para el grupo afectado, como para aquellos protagonistas que ejercen la exclusión. Para estos efectos, hablaremos de ancianos, refiriéndonos a todo aquel individuo que tenga 65 años y más (Barros, 1979, p.12).
“La problemática de la tercera edad y su situación de exclusión social se encuentra justo en la intersección de cambios sociales claves del siglo XX, pues trasciende hacia una serie de realidades, tales como el mercado de trabajo, el sistema de producción, la seguridad social, los sistemas de pensiones, las reformas en el sistema público de salud, la estructura familiar y el consumo” (Osorio, 2006, p.7). La autora Carmen Barros, afirma que el envejecer en Chile tiene un significado “muy negativo, puesto que el contenido del modelo cultural vigente postula que la vejez es una etapa de deterioro e incapacitación crecientes” (Barros, 1991, p. 129).
“Cruzado, todo lo anterior, por uno de los fenómenos socio demográficos más significativos del pasado siglo, como es el aumento en la esperanza de vida y la consiguiente mayor longevidad en hombres y, sobre todo en mujeres” (Osorio, 2006, p.7). Y es paralelo a este proceso de aumentar la vida más, se produce un deterioro en la capacidad física y mental del anciano que lo limita y lo hace más dependiente del apoyo y el cuidado de otros (Barros, 1979).
Por lo anterior, podemos afirmar que a nivel de la sociedad, a los ancianos se les ve como un problema y por ende se les discrimina por el costo que implica la mantención y el cuidado de este creciente grupo de individuos económicamente dependientes (Barros, 1979, p. 13). Esta hipótesis la vemos reforzada en la actualidad en la falta de oportunidades sociales por parte de nuestra sociedad hacia los adultos mayores. Ya que gracias a este límite de oportunidades, es que la vejez es considerada como triste y dolorosa; por la tendencia al aislamiento y abandono de aquellos que envejecen.
En una encuesta realizada por la fundación Ideas el año 2002 la inmensa mayoría de las personas entrevistadas, centra lo negativo del envejecer en los aspectos sociales, haciendo hincapié en el deterioro en la calidad de las condiciones de vida que se produce con la vejez. (Aymerich, et al., 2002).
“La experiencia y el dominio de un oficio de los individuos de mas edad, resultan de poca utilidad. De ahí que tiendan a considerarse a los ancianos que aun trabajan, como trabajadores de segunda clase” (Barros, xxxx, p. 6)
Según Barros las características sociales del anciano se dividen en tres aspectos: situación familiar, nivel educacional y salud de la población anciana.
En primer lugar, la situación familiar de una persona de la tercera edad apunta a si éste vive o no en casa propia o de algún familiar y el rol que cumple en ésta; o si reside en alguna institución pública.
Por otro lado, el grado académico alcanzado por los ancianos es relevante para conocer el lugar de la sociedad en el cual se posicionan. Y también nos entrega información sobre la separación que existe entre generaciones.
Por último podemos decir que “el organismo del anciano es en general deficitario, déficit producido por la declinación de las distintas funciones, lo que determina una mayor fragilidad frente a los estados infecciosos, traumáticos, tóxicos, psíquicos, etc.”
(Barros, xxxx, p. 45). Es por esto, que las personas pertenecientes a la tercera edad presentan un mayor número de enfermedades que vemos reflejadas en la alta demanda de servicios médicos y farmacéuticos.
Sin embargo, el número de centros de atención médica y profesionales especializados es escaso en relación a la demanda de servicios.
Esta falta de “preocupación” hacia nuestros abuelos, es algo que sin lugar a dudas deja espacio al abandono social que ellos sufren. Designándolo de ésta manera con el nombre de Discriminación
Referencias:
-Barros, C. (1991) "Viviendo el envejecer", Santiago Chile.
-Barros, C. (1979) "La vejez marginada : situación del anciano en Chile", Santiago Chile: Alfabeta.
-Barros, C (xxxx) "La problemática del anciano : el caso chileno", Santiago Chile.
-Aymerich, J. et al. (2002). Segunda Encuesta intolerancia y discriminación. Chile: Fundación Ideas
- Osorio, P. (Mayo, 2006). Exlusión Generacional: La tercera edad. Mad. No. 14, pp. 7-10.
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