asignatura "problemas psicosociales en chile", universidad alberto hurtado

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jueves, 16 de octubre de 2008

CONSUMO Y ADICCIÓN, la delgada línea jurídica y económica.

RESPUESTA DEL GRUPO ALCOHOLISMO Y DROGADICCION

La pregunta que me propongo a responder, se sustenta en los argumentos que previamente he utilizado para construir los pasados artículos acerca de la drogadicción y el alcoholismo, bajo está logica creo que se puede plantear lo siguiente.

Quizás es pertinente comenzar preguntándose si existe realmente una distinción clara entre consumo y adicción, a las drogas o al alcohol. Presentaré la siguiente definición de adicción para comenzar desde ahí: “La tendencia actual es definir a la adicción como el consumo compulsivo de sustancias, o sea todo el síndrome producido por sustancias tóxicas según se explicita en el DSM IV” (Damín, 2001, p.72). Según esta definición del DSM-IV la distinción entre adicción y consumo estaría sujeta básicamente al concepto de compulsión. Pero de ser así esto, ¿cuándo decimos que cierta actitud es compulsiva o no?, ¿lo decimos en relación a un analisis temporal?, ¿o es acaso que decidimos definirla segun el grado de compulsividad que posea cierta actitud dependiendo de lo que se está “consumiendo”?

Creo que la distinción entre consumo y adicción en ningún caso es tan clara, de ser así, muchos fumadores y bebedores por ejemplo serían considerados como adictos en vez de simplemente consumidores. Y es que la palabra adicción de por si posee una carga semántica muy negativa. El adicto es un enfermo, alguien que no controla lo que le sucede.
Me parece que seria interesante ahora plantearnos el siguiente contraste, una persona consume marihuana una vez al día, todos los días, durante 365 días al año. Una persona va al gimnasio diariamente una vez al día, durante los 365 días al año. ¿Se podría hablar solamente de adicción en el caso de la persona que consume marihuana solamente?, o es acaso que también la persona que va al gimnasio diariamente debería de ser considerada como adicta por ejemplo al gimnasio.


En modo de respuesta a las preguntas que se plantean con anterioridad, el lector podría argumentar que al presentar el supuesto contraste entre el gimnasta y el consumidor de marihuana se nos ha olvidado algo que al principio habíamos presentado, podría argumentar que se nos olvida la característica de toxica que posee la marihuana, en contraste con lo saludable que es ir al gimnasio, pero el tema de la toxicidad que poseen las drogas, en este caso la marihuana, nuevamente es un tema discutible. Y mas aún se podría incluso plantear que también existe un nivel de toxicidad en la persona que va al gimnasio todos los días, ya que puede por ejemplo ser una manera de escape a las ansiedades a las que se ve sujeto, o quizás es una “adicción” que permite que la persona llene un vacío de inseguridad al cual se enfrenta diariamente.


Es así como nos encontramos con una nueva dimensión que podría usarse para lograr una tentativa hipótesis a la discusión acerca de la distinción entre consumo y adicción, nos referimos a nada más ni nada menos que la ley de oferta y la demanda, o mas bien conocido como, el mercado. Me gustaría presentar dos citas que me ayudaran a explicar lo anteriormente manifestado. “La única ley que los narcoterroristas no violan es la de la oferta y la demanda, VIGILIO BARCO VARGAS- Presidente de Colombia” (Davenport-hines, 2003, p. 405). “Todo lo ilegal es ilegal porque así resulta más lucrativo para más personas, Jack Gelber” (Davenport-hines, 2003, p. 405).

La primera, nos plantea como las drogas, vienen a integrarse dentro del mercado como cualquier otro objeto, no solo pensando en la ilegalidad como por ejemplo la cocaína, marihuana, etc, pero también pensando en la legalidad, me refiero a los cigarros y al alcohol, y a los medicamentos específicamente. Es curioso que se considere en general a una persona que es drogadicta cuando consume drogas ilícitas, pero no así a una persona que consume drogas licitas. Básicamente lo que estoy tratando de decir, es que el mercado en este caso influencia y ciertamente de manera indirecta define que es lo que consideramos socialmente como adicción o consumo. Pero claramente el puzzle que presento en esta ocasión queda con una pieza sin poner, y quizás la mas importante para poder obtener el panorama completo de lo que se quiere plantear. Esta última pieza es el ámbito jurídico. Si el mercado no fuese normado por el ámbito jurídico, no habría posibilidad para que estos consumos no fuesen considerados adicciones, pero no solo el tema pasa por la gran cantidad de dinero que logran generar los medicamentos, los cigarros y el alcohol, si no que es mas, está “permitido” consumirlos, es considerado dentro de lo legal, está permitido ser adicto o poseer una adicción aun cuando no se reconozca como tal por lo que hemos planteado con anterioridad.


La verdad es que no existe verdad dentro de una única distinción que se pueda hacer entre consumo y adicción, pero he planteado aquí formas tentativas de explicación o distinción para dos conceptos que en estricto rigor se encuentran entre una frontera muy fina, tan fina que muchas veces se camufla, tan fina que quizás podamos afirmar que incluso no existe.

Referencias Bibliográficas:

1. Damín, Carlos F. La drogadicción: Una mirada institucional. Lugar Editorial, Buenos Aires, 2001, Compilación por Marta H. Ventre.

2. Richard, Davenport-Hines. La búsqueda del olvido, Historia global de las drogas, 1500-2000. Turner, Fondo de cultura economica. España, 2003.

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